La pandemia del Coronavirus ha supuesto un verdadero trauma por la ciudadanía, despertando -lógicamente- todo tipo de miedos y mecanismos psicológicos para defenderse de las consecuencias de esta situación.
Pero, si la ciudadanía en general se encuentra en estado de shock, las personas que están atendidas en Cáritas todavía están en una situación más crítica dada su vulnerabilidad, la precariedad de sus trabajos, recursos económicos y condiciones de habitabilidad.
Es por eso que el equipo de psicólogas de CDB ha trabajado, desde el primer día que se decretó el estado de alarma, con estrecha coordinación con el resto de profesionales y voluntarios para poder hacer un acompañamiento emocional que creemos resulta tanto imprescindible como el acompañamiento de recursos materiales: ayudas económicas, alimentarios, etc.
La manera en que se está realizando este acompañamiento es mediante las nuevas tecnologías: en algunos casos se ha hecho por video llamadas, en otros llamadas telefónicas y también vía e-mails, en función del tipo de acceso que podían tener las personas de forma que nadie quedara al margen.
En un primer momento se contactó con las personas que ya tenían un seguimiento psicológico y agradecieron mucho que pudiera establecerse esta nueva modalidad de seguimiento y poder hablar de la situación en que se encontraban: miedos, angustias, tristeza, dificultades con los hijos y/o parejas, despidos… y, en función de cada problemática, se han ido dando recursos y recomendaciones muy prácticas para gestionar de la mejor manera estos sentimientos.
Hemos dado especial atención a las personas más vulnerables: familias monoparentales, situaciones de riesgo de violencia de género, gente con trastornos mentales y gente mayor.
En la medida que el confinamiento se ha ido alargando y se han detectado nuevas situaciones por parte del resto de profesionales y voluntarios, hemos empezado a contactar con estas familias o personas para ofrecerlas también este acompañamiento emocional y todo el mundo reconoce que se los está sirviendo de gran ayuda.
Estas intervenciones de contención y apoyo emocional tienen, a la vez, un cariz preventivo para poder mitigar las situaciones de estrés postraumático que surgirán después del confinamiento.
En paralelo, hemos ido reforzando y dando herramientas de intervención en los compañeros que trabajan en recursos residenciales puesto que si vivir en soledad esta situación es muy delicada, consideramos que las dinámicas que aparecen en estos espacios colectivos después de muchos días de estar cerrados se tienen que contener de cerca para que no se conviertan en un problema de convivencia importante.
Queremos acabar dando un mensaje positivo y de vitalidad puesto que hemos encontrado una gran capacidad de resiliencia, lucha y de esperanza en prácticamente todas las situaciones que estamos acompañando y estamos seguros de que nos saldremos fortalecidos.