Institucional / 28/06/2022

Experiencias compartidas

Publicado por: Jordi Julià Sala-Bellsolell

Cáritas Diocesana de Barcelona cierra el curso 2021-2022 compartiendo experiencias de personas contratadas, voluntarias y participantes

El miércoles 22 de junio, Cáritas Diocesana de Barcelona celebró un encuentro para cerrar el curso. Durante el acto, los asistentes conocieron de primera mano la acción de Cáritas de 2021, proyectos que empiezan a andar y los retos que la entidad plantea para el futuro más inmediato.

Una mirada conjunta

Uno de los momentos de la jornada que más interés suscitó fue el capítulo llamado Mirar, que se centró en experiencias y testimonios de personas voluntarias y participantes de Cáritas. En primer lugar, intervinieron Blanca Ribas y David Pérez. Blanca es voluntaria de Cáritas, y coordinadora del proyecto Única. Este proyecto consiste en crear una base de datos conjunta, donde todas las personas atendidas por Cáritas en la diócesis de Barcelona, ​​ya sea desde los despachos de las Zonas Pastorales o desde las Cáritas parroquiales y arciprestales, consten en un mismo registro. Una de las parroquias que ya está colaborando en este proyecto es la de los Josepets, ubicada en la Plaza Lesseps de Barcelona. David Pérez, voluntario de la parroquia, explica que el proyecto ha sido muy bien recibido, y que, aunque los voluntarios puedan cambiar a lo largo de los años, la información quedará registrada para siempre. “Nosotros trabajamos a escala local, pero Cáritas es un solo cuerpo, y esta nueva iniciativa conseguirá que esto sea una realidad”.

Blanca detalló que el proyecto ya está andando en 50 parroquias de la diócesis, y que más de 100 personas voluntarias han participado en cursos de formación para conocer la herramienta informática que pondrá en común todos estos datos. “El objetivo final del proyecto es acoger y acompañar a las personas más vulnerables de la mejor manera posible, pero también hacer denuncia social a partir de datos claros y rigurosos”.

 David y Blanca coinciden en que los ingredientes del proyecto Única son la paciencia y la voluntad, y que todas las personas que se han interesado en la iniciativa lo han recibido con gran interés. “Este es un camino que iniciamos en solitario, pero ahora caminamos juntos, con el objetivo compartido de poner luz”, concluyó Blanca.

Conectando personas

Seguidamente, intervino Vicenç Llàrio, voluntario de Cáritas Diocesana de Barcelona desde febrero de 2022. Vicenç lleva a cabo formaciones digitales a personas que requieren apoyo para mejorar sus conocimientos telemáticos, o que necesitan que les echen una mano para realizar algún trámite por internet. “Mi función es hacer ver a las personas que las barreras digitales no son tan altas como pueden parecer”.

Didishvili, una de las personas que ha participado en las formaciones, explicó que antes no sabía hacer muchas cosas con el teléfono móvil, y que se veía en la obligación de pedir ayudar a sus hijos. “Después de participar en estos cursos, sé efectuar muchos trámites de manera digital, y ahorro tiempo y recursos”.

Vicenç relata que tener hijos en edad escolar ayuda a estar más conectado a las herramientas digitales, pero que no siempre es así. “Independientemente de nuestra edad, todos podemos aprender. Los alumnos que participan en las formaciones deben saber que son capaces, que pueden conseguirlo. Esto es lo más importante”. Sin embargo, Vicenç animó a las personas asistentes a continuar colaborando con Cáritas. “¡Necesitamos voluntarios!”, afirmó convencido.

Didishvili agradeció a Cáritas todo el apoyo recibido, y que, con tres hijos a cargo, el acompañamiento de la entidad ha sido clave para continuar estudiando y ser más libre.

 Superando el laberinto burocrático

Finalmente, fue el turno de escuchar al testigo de Lucila. A raíz de la pandemia, Lucila perdió unas pocas horas de limpieza, lo que hizo que no tuviera ingresos suficientes para cubrir necesidades básicas como la alimentación o pagar el alquiler de la habitación donde vivía. En ese contexto, decidió pedir ayuda a Cáritas. “Cáritas me echó una mano cuando me encontraba con una mayor dificultad, garantizándome la alimentación, así como el alquiler de tres meses de la habitación”, explica.

Tras esta ayuda puntual, Cáritas propuso a Lucila que pudiera solicitar el Ingreso Mínimo Vital (IMV), y se la acompañó durante todo el proceso para percibir esta ayuda. “Cuando empecé los trámites por el IMV, fue un laberinto burocrático. Primero pedían una cuenta corriente, y yo no la tenía. Por otra parte, también me pedían una nómina, pero al trabajar en la economía sumergida, no tenía documentación que lo acreditara. Cáritas me ayudó a abrir ese número de cuenta, pero también a conseguir el padrón y el documento de convivencia”.

El 16 de abril de 2021, finalmente concedieron el IMV a Lucila. “Estoy contenta de percibir esta ayuda, pero la considero del todo insuficiente”. Ahora percibe 490 € en concepto de IMV, pero paga 400 € de la habitación en la que vive. “Los 90 € restantes no dan para pasar todo un mes”, lamenta.

Transformar la realidad

Para cerrar la jornada, el director de Cáritas Diocesana de Barcelona, Salvador Busquets, pidió transformar la realidad que nos rodea, y también animó a los asistentes a tener un sueño. “La transformación nos mejora como personas, y debemos apostar por esta transformación constructiva en favor de los más vulnerables”. Asimismo, instó a todos los asistentes a trabajar por una renovación del voluntariado, y hacer de puente entre realidades distintas. “Debemos acompañar a quien más sufre, siempre con una total disponibilidad, y con el objetivo de que ellos también puedan transformar su realidad”.

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Politólogo especializado en Comunicación Política y Social. Trabajando para sensibilizar y denunciar desde el Área de Comunicación y Relaciones Institucionales de Cáritas Diocesana de Barcelona. Dando voz a las personas vulnerables podremos construir una sociedad más justa.

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